domingo, 28 de noviembre de 2010

El uso del preservativo en casos excepcionales

En un interesante debate que emitieron ayer en CNN+ hablaban de la entrevista que le han hecho hace poco al Papa acerca del libro que ha publicado recientemente. En la mesa había dos personas: una, subdirectora de "la Razón", defendía que la Iglesia estaba intentando acercarse a la realidad de la sociedad actual, y la otra sostenía que se había quedado anclada en la Edad Media y esa era la razón por la que cada año había menos cristianos practicantes y menos curas.
La que defendía a la Jerarquía, decía que el Papa no se dirige a todo el mundo, sino a los católicos y que pertenecer a la Iglesia es como ser del Real Madrid, que si no te gusta pues te haces aficionado a otro equipo. La otra le dijo que eso es lo que están haciendo los católicos, apartarse de la Iglesia. Pero siguiendo con la comparación futbolística, que a ella le gusta más el Madrid de Mourinho que el que había antes, por lo que llegaba a la conclusión de que la Iglesia tenía que cambiar de dirigente.
Centradas más en las polémicas declaraciones sobre el uso del preservativo, la más conservadora decía que la Iglesia sólo concibe la sexualidad para procrear y con una pareja estable, por lo que no tiene sentido el uso del preservativo en otros casos. Ante esta afirmación yo me pregunto qué pasa con el componente afectivo que tiene la sexualidad. Es cierto que hoy en día, sobre todo los jóvenes sólo ven el sexo como fuente de placer y olvidan la función afectiva que tiene la sexualidad y que necesitan que alguien les ponga unos límites morales, que esta sociedad por desgracia va perdiendo cada vez más. Está claro que ni los políticos, ni los profesores ni sus propios padres a veces (porque a ellos nadie les ha enseñado normas morales tampoco o porque no dan más de sí por la incorporación de la mujer al mercado laboral) están haciendo nada por educar en valores a la sociedad. Yo creo que quién mejor que la Iglesia para dictar estos valores morales que tanta falta le hacen a este mundo. No dudo de que el Papa quiera acercarse a la realidad de la sociedad actual y me parece bien las declaraciones acerca del preservativo para evitar enfermedades, pero a veces la mentalidad de los miembros de la Jerarquía en vez de la unos padres parecen propias de unos abuelos, por eso la sociedad no les hace mucho caso. Menos mal que en la Iglesia, además de la Jerarquía hay otros miembros que tienen más contacto con la realidad, como sucede en las comunidades parroquiales, Cáritas, catequistas, matrimonios cristianos, sacerdotes, etc., que analizan cada caso concreto y tratan de educar moralmente a la sociedad desde un punto de vista más acorde con estos tiempos.

jueves, 25 de noviembre de 2010

La sencillez hace grandes a las personas

En la familia todos la llamábamos "madrina", y aunque no fue mi madrina de bautismo, para mí fue como un hada madrina, haciendo siempre que me sintiera bien. Recuerdo con cuánto cariño y dedicación nos ofrecía lo poco que tenía en su casa. Siempre se preocupaba por nuestras cosas y, en cambio, sus preocupaciones las guardaba para ella procurando que pasáramos un rato agradable, contando anécdotas de su vida, algunas divertidas y otras más duras, como los horrores de la posguerra o la explosión del 47. Sus preocupaciones tenían que ver con las nuestras y su felicidad era vernos felices a nosotros. En realidad debería haber pensado un poco más en ella, pero quizá nadie le enseñó a quererse a sí misma, quedando huérfana con 11 años y teniendo que trabajar muy duro para salir adelante en la vida sin un hombre a su lado en aquella época.
Mirando un cuadro con una foto suya que he colgado hace poco en el salón de mi casa, la observo y pienso en las palabras del Padre Jesús en la homilía de este domingo, en la que utilizaba la metáfora de un juego de ajedrez para explicar cómo debe ser nuestra relación con Cristo. Siguiendo la comparación, Cristo es el rey y en su reino estamos los peones, imprescindibles para que exista el juego, pero avanzando muy despacio en cada jugada. También decía que para ser buenos cristianos no tenemos que hacer grandes cosas, es suficiente con tener a Cristo como nuestro rey, el centro de nuestra vida, y dar pequeños pasos cada día tratando de hacer felices a los que nos rodean.
Pensando esto sigo mirando la foto de "la madrina" y aunque siempre he pensado que en su vida nunca tuvo grandes ideales ni había hecho grandes cosas, hoy sé que en su sencillez residía la grandeza de su vida.

martes, 2 de noviembre de 2010

¿Un blog para bichos raros?

En un artículo que escribí hace poco titulado "Historia de mis inquietudes" hablaba de mi experiencia personal con respecto a la Iglesia y explicaba cómo ha cambiado mi fe en Dios a partir de una vez que fui a una misa de la cofradía a la que pertenezco. Desde entonces estoy llendo a misa con más frecuencia y la verdad es que me alegro de hacerlo porque me sirve para cargar pilas para la semana.

El Evangelio de la misa del domingo pasado contaba una historia con la que me sentí bastante identificada. Hablaba de Zaqueo, un hombre que quería ver pasar a Jesús. Pero no se acercó como el resto de la gente por simple curiosidad, sino por un fuerte deseo de encontrarse con Él, quizá porque estaba convencido de que esto podría aportarle algo bueno a su vida. Pero cuando se acercó no podía verlo porque era bajito, así que se subió a un árbol. Tenía fe en que si lograba verlo sería feliz, así que superó el obstáculo de su estatura y lo consiguió. Jesús le dijo que bajara del árbol y que iría a su casa a comer. Zaqueo no estaba equivocado; sentir a alguien tan importante como Jesús en su humilde casa de pecador le hizo sentirse tan feliz que le prometió cambiar de vida.

Esta experiencia de felicidad es algo que todo el mundo puede sentir si se acerca con fe a Dios. En este blog me gustaría compartir esta felicidad que hace que mi vida sea más plena. Quien no ha vivido esta experiencia (yo misma hace unos meses) puede pensar que quien piensa así es un bicho raro. Pero, como dijo Jesús, el párroco de la parroquia de San Lorenzo de Cádiz, el domingo pasado: a los cristianos nos consideran bichos raros, pero en realidad todo el mundo de una u otra forma buscamos a Dios, como hizo Zaqueo.