martes, 21 de junio de 2011

Cambios en la Iglesia

El otro día escuché un anuncio en la radio pidiendo que se marcara la casilla en la Declaración de de la renta a favor de la Iglesia y esto me hizo pensar que Iglesia a veces se dirige a la gente alejada para pedir dinero y para que asistan a actos nada atractivos para la sociedad actual. Contribuiría más a mejorar su imagen que también se dirigieran a la sociedad para ofrecer más ayuda económica, y también la esperanza del mensaje de Jesús y hacerlo de forma atractiva. Pero para eso tendrían que cambiar muchas cosas. La situación actual de la Iglesia es difícil porque se tendrían que dar una serie de circunstancias para que todo cambiara.

La Iglesia pide que la gente se comprometa. La cuestión es si la idea es que colaboren con los están actualmente en las comunidades o cofradías o que les dejen participar dejando que cada uno desarrolle su creatividad y que se sientan necesarios, que es la principal motivación para comprometerse. De todas formas como he dicho antes hay muchos obstáculos que impiden que la situación cambie.

Para empezar hace falta el milagro: que la persona sienta la llamada a seguir a Jesús. Pero esa llamada la puede sentir sobre todo a través de la oración, la eucaristía, la formación, etc. y estamos hablando de gente alejada, por lo que es poco probable. Por eso habría que hacer el llamamiento de forma atractiva. En caso de que la persona acudiera a la Eucaristía es muy importante la actitud del sacerdote, laicos de la comunidad o cofradía, para que sintiera esa llamada, y para que esa persona se sintiera con libertad para poder llevar adelante su vocación de cristiano comprometido. Una actitud autoritaria sería lo contrario de una actitud acogedora. También habría otros inconvenientes como la imagen que tiene la gente de la Iglesia, tanto de la Jerarquía como de los laicos comprometidos, aunque no siempre se corresponde con la realidad. La Jerarquía da una imagen retrógrada y autoritaria; y los laicos comprometidos dan imagen de arrogancia y de incoherencia entre sus prácticas religiosas y su vida personal.

Quizá a través de la formación se pudiera aclarar a la gente las posturas más retrógradas, pero parece un tema tabú dentro de la Iglesia poner en entredicho algunas posturas conservadoras, además de que los sacerdotes tienen voto de obediencia y tienen que defenderlas aunque no estén de acuerdo con algunas de ellas.

De todas formas, no todo está perdido, a través del diálogo, de sacerdotes que abran las puertas en vez de cerrarlas, de laicos alejados abiertos a sentir esa llamada, sin miedo a cruzar la puerta, de laicos comprometidos que se vuelquen más a ayudar económicamente a la gente necesitada, además de cuidar la parte espiritual y de una Jerarquía que avance con los tiempos y una Iglesia, en general, que sepa llevar esa imagen de cambio a la sociedad, se puede conseguir que la Iglesia se integre en la sociedad y cada vez haya más gente que participe en ella.

De todas formas, la idea no es llenar la Iglesia de gente, sino abrirles las puertas a los que quieran entrar pero no lo hacen porque hay muchas actitudes que les hacen mantenerse alejados.