viernes, 28 de enero de 2011

Nos fijamos más en lo que nos separa que en lo que nos une

El otro día en misa el sacerdote, citando a Juan XXIII, decía estas palabras: "Nos fijamos más en lo que nos separa que en lo que nos une", en relación a la Oración comunitaria por la unidad que se celebró el pasado martes allí en la Parroquia de San Lorenzo. Habló de la unidad entre las distintas religiones y las divisiones y enfrentamientos entre los cristianos.
Sería bonito que todas las religiones acercaran posturas y se unieran, pero en realidad todas creen en Dios y si se respetan, van en la misma dirección: "El que no va contra mí está conmigo". Lo que es peor es que haya divisiones entre los mismos cristianos. Muchas veces es verdad que nos fijamos más en lo que nos separa, ya sea en las comunidades cristianas como en las cofradías, donde unos quieren sobresalir sobre los otros y nos mueve el orgullo y el ansia de poder más que el amor a Cristo. Otras veces, los cristianos que dicen no creer en "la Iglesia" también se fijan más en lo que les separa de "la Iglesia" que en lo que les une a ella. Yo también desde este Blog reconozco que me he fijado más en las ideas y actitudes de la Jerarquía con las que no estoy de acuerdo, que en las creencias que también comparto. Y aunque lo he hecho con la intención de mejorar las cosas, es verdad que se consigue más cuando todo el mundo rema en la misma dirección que si nos ponemos a discutir en qué dirección se debe remar.
Así que, aunque tengamos diferencias con algunas normas o actitudes de la Jerarquía, o bien con otros miembros de nuestra comunidad parroquial o cofradía, lo que está claro es que todos los que se consideran cristianos deben tener como centro de su vida a Cristo. No debemos perder el tiempo en discusiones inútiles cuando hay tanto por hacer. Tenemos que luchar para que su mensaje se extienda por el mundo y su muerte así no haya sido en vano.

lunes, 17 de enero de 2011

Combate la crisis con optimismo

Muchas veces caemos en la tentación de dejarnos llevar por el pesimismo porque hay cosas que nos preocupan o nos agobian, sobre todo en estos momentos en los que la economía de todo el mundo se resiente más o menos. Pensamos que nuestra realidad de cada día no nos gusta y nos negamos a vivirla con optimismo. Nos dejamos llevar por la rutina y tratamos de evadirnos de ella en cuanto podemos, pero esto no nos hace realmente felices. Tras evadirnos volvemos a sentirnos amargados. Sin embargo, deberíamos confiar en que Dios está con nosotros. Pero esto no es fácil cuando ves que todo está cambiando a peor en el plano económico. Por eso debemos mirar a nuestro alrededor y ver que hay gente mucho peor que nosotros y que aunque todos, o casi todos, estemos peor que antes no deberíamos quejarnos tanto, más bien deberíamos dar gracias a Dios por tener para comer cada día, que no es poco. Y seguro que nos sentimos mejor y más positivos y eso nos da fuerzas para seguir adelante con más optimismo.

Criticar no es ir en contra

Al leer algunos blogs me doy cuenta de que aunque se diga que la Iglesia está en crisis y los templos están cada vez más vacíos, hay cada vez más gente con necesidad de Dios, unos lo manifiestan claramente y otros no, pero están en contra de la Jerarquía eclesiástica.
Todos los días leo algunos versículos de la Biblia. Y es curioso uno que he leído hoy Jn 11, 47-50, en el que los jefes de los sacerdotes deciden que tienen que quitar a Jesús del medio porque si no, ellos perderían su poder y sus templos. Me llama la atención porque después de tantos años todavía hay actitudes en la Iglesia que se parecen a estos maestros de la ley y sacerdotes de la época de Jesús. Algunos miembros de la Jerarquía no quieren perder el poder que han tenido durante tantos años y no ven a los laicos como hermanos sino como hijos que deben acatar unas normas. Sin embargo, Jesús les decía a los discípulos que no dejaran que les llamaran maestro, padre o preceptor, porque el mayor de todos es el que más tiene que servir a los demás (Mt. 23)
Con esto no pretendo acrecentar aún más el odio de tanta gente hacía la Iglesia, sino denunciar la necesidad de mucha gente, que vive su fe en soledad, de pertenecer a la Iglesia humana de Jesucristo, del Evangelio, no de las normas y los decretos y de actitudes prepotentes que alejan a la gente de las iglesias.
Tampoco me parece correcta la postura de mucha gente que critica a la Jerarquía de la Iglesia y se queda al margen. Jesús no estaba de acuerdo con muchas actitudes de la religión de su época, pero no vino a cambiarlo todo. Lo primero que hizo fue ser judío y defender la ley de Moisés. Sólo rechazaba la forma de aplicar esta ley por parte de los fariseos y los maestros de la ley. También criticaba Jesús a los fariseos, gente fanática en su forma de entender la religión y que hoy en día pueden tener ciertas similitudes con algunos sectores ultraconservadores de los laicos católicos que se indignan cuando alguien hace cualquier comentario en contra de alguna norma de la Iglesia. Algunos ateos dicen en los blogs que los católicos somos gente "abducida" y algunos realmente lo parecen cuando se escandalizan con las críticas sin ni siquiera analizar si es verdad o no.
En una revista hace unos días aparecía un artículo de la periodista Ángeles Caso, en el que defendía que las mujeres pudieran ejercer el sacerdocio y en las siguientes publicaciones de la revista aparecieron un aluvión de cartas de católicos muy ofendidos que la tachaban de atea y le decían que se metiera con los musulmanes y dejara tranquilos a los católicos que estábamos muy bien así.
El otro día fui a ver el Cádiz en el estadio en un partido aburridísimo. Hubo gente que se enfadaba con los jugadores insultándolos y pitándoles y había otros a los que no les parecía bien que estos aficionados no defendieran a su equipo. En realidad es una situación parecida, unos son aficionados fanáticos y los que les critican por jugar mal quieren a su equipo igual o más que los otros pero saben reconocer cuando lo hacen mal y hacen algo para que reaccionen y cambien su forma de jugar.
A toda esa gente que está en contra de la Jerarquía de la Iglesia y que lee mi blog les digo que si creen en Jesús y en su mensaje, lo busquen en la Eucaristía y en la Palabra de Dios leída en comunidad, que aunque el verdadero templo está en nuestro corazón, cuando dos o más se reúnen en su nombre ahí se hace más presente. Y que hagan como Él e intenten cambiar lo que no les gusta de la Iglesia desde dentro como hizo Jesús con la religión judía. Es cierto que uno solo no puede cambiar el mundo pero seguro que en alguna parroquia hay gente dispuesta a luchar para que vayan cambiando las cosas. Por eso también les digo a los sacerdotes y miembros de la Jerarquía eclesial que si hay alguien que intente cambiar las cosas no hagan como los sacerdotes que pretendían crucificar a Jesús para evitarse problemas con los romanos y no utilicen su autoridad para echarlos de las iglesias.