Ahora que estamos en plena romería del Rocío vemos la gran cantidad de gente que siente devoción por la Virgen. Las Hermandades ya sean de pasión o de gloria, como esta hermandad del Rocío, atraen la fe de mucha gente. Para muchas personas las cofradías son su única vinculación con la Iglesia y por lo tanto, tienen un papel fundamental dentro de ésta.
De todas formas son un sector controvertido, que cuenta con gente a favor y en contra y seguramente tanto unos como otros tengan parte de razón.
Las Hermandades tienen en general buena aceptación en la sociedad porque utilizan una Imagen como instrumento para evangelizar y tiene la ventaja frente a las palabras, que utiliza un lenguaje universal para todas las edades, clases sociales y niveles culturales. También es una asociación que se acerca a la sociedad porque lleva esa catequesis a todo el mundo pasando por sus calles. Además lo hace de una forma atractiva por la belleza de las distintas obras artísticas, lo que hace posible que tanto creyentes como no creyentes se acerquen a ver las distintas procesiones, y que lo hagan cada año, porque, como cualquier obra de arte, transmite sensaciones diferentes cada vez que las vemos, y eso hace que no nos cansemos nunca de verlas. También hay algo que atrae a la gente a participar más activamente en una cofradía y es la autonomía que tiene, ya que cuenta con sus propias normas internas, como son los Estatutos, y la organización de los cultos y las salidas procesionales, y es lógico, porque la gente se implica más cuando se siente protagonista a la hora de vivir su fe.
Por otra parte, esta autonomía hace que haya sectores en la Iglesia que no vean con buenos ojos a los cofrades. Por un lado, porque no se integran en las parroquias a las que pertenecen y no reconocen la autoridad de la Iglesia, y por otro, porque se centran demasiado en cuestiones materiales de la cofradía y descuidan un poco su faceta espiritual.
También hay otros sectores que no están vinculados a la Iglesia y tampoco entienden a los cofrades por su falta de coherencia entre su vida y sus creencias. Son gente que creen en Dios pero van por libre y piensan que la verdadera fe en Dios no tiene nada que ver con las manifestaciones externas de la fe.
La realidad es que a muchos devotos y hermanos y a la sociedad en general nadie les ha sabido transmitir la fe en el mensaje de Jesús, por eso su actitud no es la ideal desde el punto de vista de la fe. Yo creo que la Iglesia, sacerdotes y laicos, tienen la responsabilidad de aprovechar la fe en Jesús de tanta gente para evangelizarles transmitiéndoles el atractivo mensaje que nos dejó Jesús.
Pero para conseguir esto la actitud de la Iglesia podría ser tan acogedora y abierta como las Imágenes sagradas que procesionan por las calles: utilizar un lenguaje universal comprensible para todas las edades y sectores sociales; salir a buscar a la gente (creyentes y no creyentes) a la calle y no esperar que acudan a los templos, hacerlo de forma atractiva, y buscando la convivencia de los sacerdotes con los laicos como uno más, dando autonomía y protagonismo a las iniciativas y no excluyendo a nadie. Al fin y al cabo esto no es más que lo que hizo Jesucristo en su paso por este mundo y sigue haciéndolo cada año en Semana Santa.