Hemos contado estos días con un acontecimiento histórico en Cádiz como es el Vía Crucis Diocesano.
Creo que es un acontecimiento positivo porque las Imágenes de las distintas Cofradías aglutinan a mucha gente, y aunque la Eucaristía es la base de la fe de los cristianos, no cabe duda que, por desgracia, para mucha gente la base de sus creencias es su devoción a una Imagen. Por eso creo que esta iniciativa ha sido un éxito, por aunar la fe de todos los creyentes, ya sean católicos practicantes, no practicantes, comprometidos, alejados y cofrades, y sobre todo, porque la idea provenga del Obispado. También es verdad que esto ha beneficiado a la imagen de la Diócesis de Cádiz a los jóvenes que nos han visitado, pero también ha contribuido a darle esplendor a las cofradías gaditanas, y sobre todo dando muestras de buena voluntad tanto sacerdotes como cofradías aunando esfuerzos para que todo saliera bien.
En cuanto a la Jornada de la Juventud, creo que es una buena iniciativa propuesta por Juan Pablo II que puede ser muy positiva para la Iglesia, porque las iglesias están vacías y atrayendo a la gente joven podrían llenarse,ya que cuando vayan desapareciendo las generaciones de tradición católica practicante, puede que disminuya más el número de católicos practicantes. También pueden surgir más vocaciones a través de estas Jornadas, tan escasas en estos tiempos. Además con estos encuentros la Iglesia ofrece una imagen joven, abierta y entusiasta, que tanto necesita para mejorar la opinión a veces desvirtuada de Institución retrógrada e impositiva. También aumenta el número de católicos comprometidos, porque los jóvenes, constituyen el grupo de edad que tiene más facilidad para comprometerse en la Iglesia, por su carácter entusiasta, sus ideales de cambiar el mundo, su altruismo y su mayor disponibilidad al tener más tiempo libre.
Sin embargo, los jóvenes son el sector de la sociedad más alejado de la Iglesia, porque ellos avanzan más rápido con los tiempos en esta sociedad y la Jerarquía es la que más tarda en adaptarse estos cambios. Por eso estas Jornadas Mundiales de la Juventud son positivas, porque hay un acercamiento entre Jerarquía y juventud. Lo interesante es que no se quede sólo en estos encuentros, sino que sirva para que los jóvenes descubran que la Iglesia puede ofrecerle la plenitud a sus vidas que este mundo, en cambio, no les da. Y que, a su vez, el Papa, en representación de la Jerarquía eclesiástica, trate de comprender a través del encuentro con estos jóvenes las inquietudes de esta sociedad que está cambiando y pueda llevarle la esperanza en Dios que tanto necesita.
Lo único que no me ha sonado muy bien ha sido la propuesta de Rouco Varela de conceder la indulgencia plenaria a quienes se arrepientan de haber abortado, lo que vuelve a dar una imagen de puerta entreabierta por la que se entra con condiciones, en vez de abrirlas de par en par incondicionalmente como hizo Jesucristo con la mujer pecadora.
De todas formas ojalá que esta Jornada Mundial de la Juventud en España sirva para que continúe el acercamiento entre la Jerarquía y la sociedad una vez que pasen estas Jornadas y que el Via Crucis diocesano de Cádiz sirva, ahora que no haga falta dar buena imagen frente a nadie, para que continúe el acercamiento entre sacerdotes y cofradías y podamos ver de vez en cuando Eucaristías o actos religiosos en medio de las plazas o sacerdotes y cofrades colaborando estrechamente porque todo salga bien y que cofrades y que la sociedad en general se acerquen también a las iglesias como respuesta a este tipo de iniciativas.
La JMJ ha sido un paso de la gracia por nuestra tierra. Habrá frutos y los veremos, estoy convencido. Buen artículo.
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