Todos en la vida tenemos ilusiones y proyectos, ya sean familiares, laborales o personales, pero por distintas circunstancias no es posible que se realicen. A veces intentamos luchar para que no se apague nuestra ilusión y siempre mantenemos viva la esperanza. Sin embargo, va pasando el tiempo y aunque seguimos luchando no se realiza ese proyecto. Al final llega un momento en el que nos damos por vencidos y aceptamos que ya ocurrirá cuando tenga que ocurrir y nos convencemos de que no somos dueños de la consecución de nuestros deseos. Pero es entonces, cuando menos lo esperamos y hemos perdido la esperanza, cuando de pronto se realiza sin esperarlo. Aunque en realidad lo que ha ocurrido es el fruto de nuestro esfuerzo continuado en el pasado.
Pero ya la ilusión no es la misma ni el entusiasmo. Y corremos el riesgo de no darle la importancia que tenía al principio o de hacerlo de una forma rutinaria.Y, aunque estemos cansados, lo importante es que, a pesar de los huracanes y las tormentas por los que hemos ido pasando, todavía estamos de pie. Y, por lo tanto, somos héroes. No podemos tirar por tierra todo nuestro esfuerzo pasado. Así que hay que buscar el entusiasmo y la fuerza del pasado y luchar por nuestro trabajo, nuestra relación, nuestra familia o nuestros proyectos personales con la ilusión del primer día.
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