A veces uno se acerca a la Iglesia buscando una respuesta a las preocupaciones de cada día y sale de allí sintiéndose un poco más feliz. Este artículo está dedicado a algunos sacerdotes que con su actitud nos hacen la vida un poco más agradable a los demás.
Gracias a los sacerdotes por ser generosos y entregar su vida sin pedir nada a cambio.
Por ser valientes y renunciar para siempre a compartir su vida con otra persona
Por mantenerse firmes a pesar de las críticas, sobre todo en estos tiempos de anticlericalismo
Por ser coherentes con su vida dando ejemplo y mostrando la actitud que debemos seguir
Por ser humildes
Por no quejarse aunque a veces tengan motivos para ello
Por dialogar en vez de imponer
Por tratarnos como si fuéramos hermanos de su propia familia y dar lo mejor de sí mismos
Por ser serviciales y no tener horarios
Por acercarse a la gente en vez de juzgarlas
Por ser fieles al modelo de Jesucristo en el Evangelio
Por disfrutar lo que hacen porque eso se nota y se transmite a los demás
Por mostrarse alegres aunque no siempre tengan ganas de sonreir
Por ser intermediarios entre Dios y nosotros
Por compartir con nosotros su experiencia de Dios
Por ser buenos "pastores" y cuidar de que no les falte consuelo o esperanza a sus "ovejas"
Por no dejarse llevar por la rutina y celebrar la Eucaristía como el primer día
Por tener una actitud más cercana que solemne
Por hacernos sentir la Eucaristía como algo positivo para nuestra vida, no como una obligación
Por mostrarnos la presencia de Dios cada Eucaristía
Por seguir creyendo en una Iglesia que busque realmente a Dios en vez de la que va sólo a cumplir un preceptoGracias a los sacerdotes por ser generosos y entregar su vida sin pedir nada a cambio.
Por ser valientes y renunciar para siempre a compartir su vida con otra persona
Por mantenerse firmes a pesar de las críticas, sobre todo en estos tiempos de anticlericalismo
Por ser coherentes con su vida dando ejemplo y mostrando la actitud que debemos seguir
Por ser humildes
Por no quejarse aunque a veces tengan motivos para ello
Por dialogar en vez de imponer
Por tratarnos como si fuéramos hermanos de su propia familia y dar lo mejor de sí mismos
Por ser serviciales y no tener horarios
Por acercarse a la gente en vez de juzgarlas
Por ser fieles al modelo de Jesucristo en el Evangelio
Por disfrutar lo que hacen porque eso se nota y se transmite a los demás
Por mostrarse alegres aunque no siempre tengan ganas de sonreir
Por ser intermediarios entre Dios y nosotros
Por compartir con nosotros su experiencia de Dios
Por ser buenos "pastores" y cuidar de que no les falte consuelo o esperanza a sus "ovejas"
Por no dejarse llevar por la rutina y celebrar la Eucaristía como el primer día
Por tener una actitud más cercana que solemne
Por hacernos sentir la Eucaristía como algo positivo para nuestra vida, no como una obligación
Por mostrarnos la presencia de Dios cada Eucaristía
Por seguir transmitiendo entusiasmo a pesar de no ver resultados
Hay quien pueda pensar que ser sacerdote no es más que un trabajo remunerado como otro cualquiera, y no dudo que haya sacerdotes que se comporten como si fuera así, pero tendríamos que fijarnos más en los que pudiendo haber elegido caminos más fáciles en la vida, han preferido entregarse a los demás sin esperar nada a cambio y lo hacen además de corazón.
En estos tiempos en los que es tan necesaria la esperanza se pide para que haya muchas vocaciones sacerdotales. Yo más bien pido para que, muchos o pocos, haya buenos sacerdotes a los que esta sociedad tanto necesita aunque ni siquiera lo sepa.
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