1. Dormir lo suficiente
2. Comer de forma equilibrada.
3. Hacer algo de ejercicio.
4. Estar en contacto con la naturaleza.
5. Realizar algún tipo de actividad que estimule la mente como leer, escribir, planificar...
6. Reservar parte del día para alguna actividad que nos guste como ver la tele, escuchar música...
7. Saber decir que no a las personas y a las cosas que invaden nuestro espacio, que necesitamos para tener nuestro equilibrio, y así no terminar estresados, organizándonos bien.
8. Relacionarnos con otras personas empezando por las cercanas pero también estableciendo nuevas relaciones sociales.
9. Buscar la paz de nuestra alma, hablando con Dios.
10. Hacer alguna actividad altruista buscando algo que nos haga ilusión hacer por los demás.
Con este blog pretendo compartir sensaciones positivas que contribuyan a ser más felices a los demás.
miércoles, 30 de marzo de 2016
miércoles, 16 de marzo de 2016
Semana Santa: Tiempo de Esperanza
Ya se acerca la Semana Santa. En este tiempo celebramos que Cristo sufrió, murió voluntariamente de la forma más cruel y resucitó para salvarnos.
Es importante analizar el papel de las personas que rodearon a Jesús en esos momentos para saber cuál es nuestro papel hoy en día y qué tenemos que ver con este episodio de la vida de Jesús. Cuando Jesús empezó su Pasión estaba con sus discípulos. Ellos eran hombres a los que Jesús fue eligiendo uno a uno para que le siguieran, sus "amigos", como Él los llamaba. A ellos les envió para que continuaran lo que Él empezó: bautizar a todos los hombres y proclamar la Buena Noticia del Evangelio. Ellos al principio dudaron de Jesús cuando murió y pensaron que de nada había servido dejar mujer e hijos y dedicarse por entero a seguirle cuando el Proyecto de Jesús aparentemente había fracasado. Incluso tenían miedo en ser los siguientes en morir. Pero entonces ocurrió lo que menos esperaban: que les dieran la noticia de que Él había resucitado. Cuando María Magdalena lloraba más desesperadamente por su muerte fue cuando Jesús se le aparece y la llama por su nombre y le dice que es Él. Y ella va corriendo a avisar a los apóstoles que al principio no le hacen mucho caso, pero luego confirman lo que ella les dijo, ya que Jesús se les aparece a ellos también. Este encuentro con Él hace que se llenen de fe y se abran a la acción del Espíritu Santo que les da fuerzas para ser Testigos de Jesús en este mundo bautizando a todos los hombres y proclamando el Evangelio aunque sea dando su vida si fuese necesario.
A lo largo de los años muchos hombres y mujeres han seguido los pasos de esos primeros discípulos dedicando su vida a esta misión que Cristo les encargó: acoger a todos los hombres en la familia de los Hijos de Dios, bautizándolos, y hablar a todos de la Buena Noticia de saber que Dios nos ama, proclamando el Evangelio. Como ellos, muchos de ellos dan la vida, como los misioneros , misioneras o cristianos laicos que son asesinados por sus creencias religiosas; otros, como los sacerdotes, van dando su vida día tras día en silencio soportando a veces la incomprensión y la falta de apoyo de quienes les rodean a pesar de su generosidad, como le pasó al propio Jesucristo, aunque en esta sociedad aparentemente sobreinformada parece que sólo son noticia los escándalos de unos pocos, y no la valentía de la entrega diaria de muchos. Los sacerdotes y religiosos en general, como los primeros discípulos, y como cualquier ser humano, también tienen sus momentos de oscuridad en los que ven cómo este mundo mata a su manera a Jesucristo y se plantean si merece la pena haber renunciado a tantas cosas por seguir a Jesús. Pero entonces es cuando aparece la luz que es Jesús, y se hace siempre presente en este mundo, aunque a veces parece que está oculto a nuestros ojos, como hizo con María Magdalena, justo cuando lloraba más desesperada, y tiene un encuentro personal con ella, llamándola por su nombre cuando ella no lo reconocía: ¡María, soy Yo! y le recuerda que a pesar de que todo parece en contra, Él está a nuestro lado. Y así , a pesar de tener a gran parte de la sociedad de su tiempo en contra, Cristo nos demostró que no hay que perder la fe y que hay que tener siempre esperanza. Si Él venció a la muerte, por mucho daño que este mundo le quiera hacer, nunca conseguirá acabar con Él y su Mensaje, porque Él sigue vivo hoy en día, en el corazón de los hombres y mujeres valientes que están convencidos de que merece la pena entregar su vida por Jesús y su mensaje, como decía Jesús Devesa en su Pregón: "Con Jesús y con María Sí se puede, siempre se puede".
Es importante analizar el papel de las personas que rodearon a Jesús en esos momentos para saber cuál es nuestro papel hoy en día y qué tenemos que ver con este episodio de la vida de Jesús. Cuando Jesús empezó su Pasión estaba con sus discípulos. Ellos eran hombres a los que Jesús fue eligiendo uno a uno para que le siguieran, sus "amigos", como Él los llamaba. A ellos les envió para que continuaran lo que Él empezó: bautizar a todos los hombres y proclamar la Buena Noticia del Evangelio. Ellos al principio dudaron de Jesús cuando murió y pensaron que de nada había servido dejar mujer e hijos y dedicarse por entero a seguirle cuando el Proyecto de Jesús aparentemente había fracasado. Incluso tenían miedo en ser los siguientes en morir. Pero entonces ocurrió lo que menos esperaban: que les dieran la noticia de que Él había resucitado. Cuando María Magdalena lloraba más desesperadamente por su muerte fue cuando Jesús se le aparece y la llama por su nombre y le dice que es Él. Y ella va corriendo a avisar a los apóstoles que al principio no le hacen mucho caso, pero luego confirman lo que ella les dijo, ya que Jesús se les aparece a ellos también. Este encuentro con Él hace que se llenen de fe y se abran a la acción del Espíritu Santo que les da fuerzas para ser Testigos de Jesús en este mundo bautizando a todos los hombres y proclamando el Evangelio aunque sea dando su vida si fuese necesario.
A lo largo de los años muchos hombres y mujeres han seguido los pasos de esos primeros discípulos dedicando su vida a esta misión que Cristo les encargó: acoger a todos los hombres en la familia de los Hijos de Dios, bautizándolos, y hablar a todos de la Buena Noticia de saber que Dios nos ama, proclamando el Evangelio. Como ellos, muchos de ellos dan la vida, como los misioneros , misioneras o cristianos laicos que son asesinados por sus creencias religiosas; otros, como los sacerdotes, van dando su vida día tras día en silencio soportando a veces la incomprensión y la falta de apoyo de quienes les rodean a pesar de su generosidad, como le pasó al propio Jesucristo, aunque en esta sociedad aparentemente sobreinformada parece que sólo son noticia los escándalos de unos pocos, y no la valentía de la entrega diaria de muchos. Los sacerdotes y religiosos en general, como los primeros discípulos, y como cualquier ser humano, también tienen sus momentos de oscuridad en los que ven cómo este mundo mata a su manera a Jesucristo y se plantean si merece la pena haber renunciado a tantas cosas por seguir a Jesús. Pero entonces es cuando aparece la luz que es Jesús, y se hace siempre presente en este mundo, aunque a veces parece que está oculto a nuestros ojos, como hizo con María Magdalena, justo cuando lloraba más desesperada, y tiene un encuentro personal con ella, llamándola por su nombre cuando ella no lo reconocía: ¡María, soy Yo! y le recuerda que a pesar de que todo parece en contra, Él está a nuestro lado. Y así , a pesar de tener a gran parte de la sociedad de su tiempo en contra, Cristo nos demostró que no hay que perder la fe y que hay que tener siempre esperanza. Si Él venció a la muerte, por mucho daño que este mundo le quiera hacer, nunca conseguirá acabar con Él y su Mensaje, porque Él sigue vivo hoy en día, en el corazón de los hombres y mujeres valientes que están convencidos de que merece la pena entregar su vida por Jesús y su mensaje, como decía Jesús Devesa en su Pregón: "Con Jesús y con María Sí se puede, siempre se puede".
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