Últimamente estoy oyendo críticas acerca de la Iglesia, bueno, mejor dicho, de la Jerarquía eclesiástica, desde varios sectores: ateos, cofrades, cristianos practicantes y hasta cristianos comprometidos.
Entre las críticas hay quien piensa que muchos sacerdotes tienen una mentalidad anterior al Concilio Vaticano II, en el sentido de que la Iglesia sigue siendo la Jerarquía, debido a su avanzada edad o a la formación eclesiástica que han recibido, en vez de pensar como se dijo después que la Iglesia somos todos y también se critica que no avance con los tiempos e intente mantenerse firme ante el espíritu materialista y laicista que hay en la sociedad para no dejarse influenciar por él.
También en el otro lado hay muchos alejados de la Iglesia que viven en el pasado y que aprovechan la difusión de las redes sociales para sacar todo el rencor de los tiempos pasados en los que la Iglesia estaba aliada con el poder.
Yo creo que tanto los sacerdotes como los cristianos que los critican deberían hacer un esfuerzo por acercar posturas. Los que critican, hablando abiertamente con los sacerdotes con un espíritu constructivo de colaboración y los sacerdotes dando el paso de acercarse y explicar sus posturas cuando vean rechazo por parte de la sociedad.
El pasado sábado el Papa tuvo la iniciativa de aparecer en la RAI, respondiendo a siete preguntas formuladas por personas de todo el mundo. Esta iniciativa me parece muy buena si de verdad se hubieran elegido preguntas de personas que se cuestionan las decisiones de la Jerarquía eclesiastica, pero no fue así. Varias personas de todo el mundo preguntaban al Papa por el sentido del sufrimiento del mundo, y otras preguntas estaban relacionadas con la Pasión de Jesucristo. Pero seguro que dejaron en el tintero muchas otras preguntas más conflictivas. Es como si los Pastores de la Iglesia tuvieran miedo de que los "lobos" de la sociedad alejada de la Iglesia pudieran hacer daño a la Institución de la Iglesia y se preocuparan más bien de protegerla dando una buena imagen que de dejarles entrar y dialogar con ellos. Y con eso sólo consiguen que la sociedad los vea como eso: guardianes severos que no aceptan críticas de la sociedad.
El otro día dijo el P. Jesús García Cornejo que la Iglesia es pura y limpia, que somos los que la formamos los que la ensuciamos con nuestros comportamientos. Y esto me hizo cuestionarme qué es en realidad lo que llamamos Iglesia. Yo creo que la Iglesia la formamos todos los que creen en Jesucristo y quieren continuar su misión, aunque muchos no se consideren Iglesia y todos cometemos errores, los dirigentes y los laicos.
Como ocurre en un colegio, en la Iglesia tiene que haber una Jerarquía para que haya un mejor funcionamiento. En un colegio está el Director, los profesores y los alumnos. En la Iglesia está el Papa, los sacerdotes y los laicos. Los alumnos de un colegio tienen el derecho y la obligación de ir a clase aunque no estén de acuerdo con algunos aspectos del sistema educativo o con la decisión de algún profesor o del director; para eso hay otras soluciones, incluso cambiar de colegio, pero nunca quedarse sin escolarizar. Todos los alumnos forman parte de la comunidad educativa. En la Iglesia pasa igual. Por eso nadie debe pensar que él no es Iglesia y dejar de acudir a ella. La Iglesia también eres tú que estás leyendo este artículo y te molesta cuando sientes que alguno de sus miembros no está haciendo bien las cosas. Por eso no debes criticarla porque criticarías a algo a lo que tú perteneces.
En estos día celebramos la Pascua de Resurrección, que es una gran fiesta para los cristianos, y no creo que un padre pueda estar feliz cuando muchos de sus hijos falten a esa fiesta. Tampoco entiendo que muchos que manifiestan públicamente en Semana Santa su fe en Cristo no se sientan cristianos que siguen a Cristo no sólo en el sentido físico de ir detrás de Él en una procesión sino en el de continuar con la Iglesia que Él fundó. Por eso no te quedes al borde del camino, viendo cómo ella pasa por delante de ti porque es Jesucristo quien te pide a ti que vayas detrás de Él y te va a pedir cuentas a ti de por qué no le seguiste.
Que la Pascua de Resurrección sirva para que entre todos hagamos un esfuerzo porque haya más unidad dentro de la Iglesia y nadie se sienta excluido.
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