Ya ha terminado la Semana Santa y para mucha gente se acaban gran parte de sus vivencias religiosas. Ahora toca esperar otro año para volver a sentir y a manifestar públicamente nuestra fe en Cristo. Aunque este año ni siquiera eso, porque hay muchas cofradías que no han podido procesionar por las calles por culpa del mal tiempo. Pero no tenemos por qué estar tristes.
Somos cristianos y cofrades todo el año, no sólo en Semana Santa donde nos gusta alardear de nuestra condición de cofrades. En la Pasión de Cristo se nos relata cómo Pedro negó a Jesús tres veces. Nosotros también lo hacemos cada vez que sentimos vergüenza o miedo al qué dirán a la hora de expresar abiertamente nuestra fe como cristianos.
Muchas veces parece que cuando pasa la Semana Santa se viene un poco abajo la fe y la ilusión de estos días. Y es que vivimos la fe como un sentimiento nuestro hacia Dios y no nos damos cuenta del gran amor que Dios nos tiene siempre.
El otro día decía el P. Jesús García Cornejo que el gran error de Judas fue que no se dio cuenta de lo mucho que Jesús le quería. Jesús lo eligió como apóstol para que extendiera su mensaje por el mundo. Pero él prefirió obtener un beneficio económico a cambio de entregarle y cuando se dio cuenta de su error ya era demasiado tarde. Nosotros también, como Judas, tenemos que ser conscientes del amor que Dios nos tiene y anteponer el proyecto de vida que tiene para nosotros por encima de nuestros intereses materiales.
Hay otro personaje en la Semana Santa que suele pasar desapercibido: el Cirineo. Representa la actitud que todos deberíamos tomar ante el inmenso sacrificio que Cristo hizo por nosotros, que aceptó todo el sufrimiento de la Cruz para llevar el plan de Dios de extender su mensaje por todo el mundo para que pudiéramos vivir con más plenitud en esta vida y tener vida eterna. El Cirineo le ayudó y así nosotros también tenemos que ayudarle a llevar su mensaje de amor y perdón por este mundo porque Él también nos necesita.
Para muchos la Semana Santa es una época de experimentar el encuentro con Jesús que tanto necesitamos en nuestras vidas. Pero no nos damos cuenta de que no sólo se hace presente una vez al año a través de las distintas imágenes en la Semana Santa. Jesús nos dijo que se quedaría con nosotros en la Eucaristía. Así que ¿por qué esperar un año cuando podemos experimentar el encuentro con Jesús cada semana?
Nos quedamos con siete días de penas y muerte. Todo el mundo observando las cruces en la calle. Y al Resucitado, ni caso. 50 días que son la fiesta más grande del cristiano.
ResponderEliminarPues a lo mejor es algo estamos explicando mal.
Felices Pascuas!
Igualmente, Alfonso. Es verdad lo que tú dices. La Resurrección es el culmen de toda la Cuaresma, tiempo en el que los cristianos (practicantes y/o cofrades) se supone que hemos ido preparándonos para el paso de Cristo por nuestras vidas en la Pascua.
ResponderEliminarEstimados amigos y cofrades, mi nombre es Juan Cantizano, soy de Palma de Mallorcay hace 39 años de mis 52 que pertenezco y participo de la Semana Santa con mi cofradia, y siempre he pensado que eso la Semana Santa no tiene que limitarse a una sola semana, lo tiene que ser todo el año en nuestros corazones y en nuestras acciones, y si me lo permitis deciros que el fin primordial de una cofradia no son los desfiles procesionales si no un broche de oro a la labor realizada durante todo el año.
ResponderEliminarMandar un saludo a todos los amantes y admiradores de nuestra Semana Mayor y deciros que si quereis participar de mi blog este es el nombre: SEMANA SANTA TODO EL AÑO