jueves, 16 de septiembre de 2010

Historia de mis inquietudes

Cuando tenía 15 años estuve integrada en una parroquia unos 3 años, pero al final tuve que irme de porque el grupo en el que estábamos no era bien aceptado allí por tener iniciativas propias.
Desde entonces intentamos integrarnos en varios grupos y seguir yendo a misa pero la cosa se fue enfriando y las situaciones personales se fueron complicando. Así llevo unos 15 años sin ir habitualmente a misa. El único contacto con la Iglesia que he tenido ha sido a través de una Cofradía de la que soy hermana y a la que sólo iba a los cultos.
Precisamente en los últimos cultos antes de la salida procesional de Semana Santa asistí a una misa predicada por el Director espiritual recién nombrado, ante la jubilación del anterior. En la homilía me sorprendió que no tratara de imponernos normas de comportamiento que como católicos debíamos acatar, como estábamos acostumbrados con el antiguo Director espiritual. Yo, personalmente, sentí que hablaba de la experiencia íntima de la verdadera amistad con Jesús, que yo siempre he tenido aunque no haya ido a misa. Y me pareció genial que hubiera alguien más que pudiera sentir lo que yo ya había vivido tantos años en soledad. También sentí que era Jesús mismo quien hablaba a través de este sacerdote. Recuerdo que dijo que quien ha experimentado esta unión íntima con Jesús en la oración no puede alejarse de Él porque entonces es que nunca lo había sentido. Esto me molestó un poco y me hizo reaccionar removiendo un poco mis inquietudes dormidas.
Después de la salida procesional de la Cofradía hubo una misa de acción de gracias. En ella el sacerdote nos contagiaba del optimismo que nos produce el encuentro con Jesús en la Eucaristía. Aquí realmente se despertaron mis inquietudes, hasta tal punto que escribí una Carta al Director del Diario de Cádiz, en la que sentía la necesidad de transmitir a los demás esta experiencia tan positiva que yo veía como salida al pesimismo que nos rodea en estos tiempos de crisis.
Aunque no suelo ir a los cultos mensuales de la Cofradía me apetecía ir para volver a repetir esta sensación tan positiva y diferente a la monotonía y el pesimismo del día a día. Esta vez también me sorprendió gratamente la experiencia en esta misa. En el banco de delante había un grupo de hombres parados que estaban haciendo un encierro en la parroquia y que acudían allí con auténtica fe como última esperanza a su sufrimiento. Aparte del buen ambiente que se respiraba me quedo con la bendición del sacerdote en la que nos decía que la bendición no la daba él; él era un pobre hombre, era Dios mismo quien nos bendecía con un beso en la frente. A partir de ese momento cada vez que me sentía mal visualizaba esa imagen de Dios besando mi frente con la ternura de un padre bueno y me sentía mejor.
Después de esta misa empecé a sentir una fuerte inquietud que iba aumentando cada vez más. Entonces fue cuando mi marido me propuso crear un Blog. La verdad es que ya llevaba un año diciéndome que lo creara pero no tenía ninguna motivación que me llevara a escribir. No sabía de qué podría hablar en un blog. Empecé publicando la carta que escribí en el Diario y me di cuenta de que sería una buena forma de sacar de dentro esas emociones nuevas que estaba sintiendo. Este artículo me hizo pensar en la contradicción que sentía después de estar tantos años criticando la forma de pensar y actuar de los curas y verme ahora escribiendo a favor de ellos. Estaba un poco confusa porque tal vez la gente podría pensar quién se cree esta para dar lecciones. Pero entonces fui a otra misa y me sorprendió que en la homilía el cura habló de la humildad. Lo curioso es que dijo que debemos ser humildes, pero también no pecar de ser demasiado humildes porque si uno no hace algo para buscar protagonismo no es que sea orgulloso sino que cree en lo que hace y hace lo que Dios quiere que haga. Así que sentí que tenía sentido lo que estaba haciendo con mi blog. Ya no me importaba que algunas personas no lo entendieran.
Sin embargo, me llamó la atención que algunos me daban las gracias por el blog así que empecé a escribir artículos pensando en poder ayudar a los demás con esta fuerza e ilusión que me daba sentir a Dios cuando iba a misa.
Me ha costado trabajo escribir este artículo porque soy bastante tímida, pero creo que merece la pena superar esta timidez si sirve para que alguien pueda tener un poco más de luz en su vida.

3 comentarios:

  1. No quiero ser pesimista, si no ser realista. Yo he sentido lo mismo que tú, con curas que son estupendas personas y te hacen sentir eso.
    Pero la realidad es que todo se acaba, cuando el cura se va, cuando recibe las ordenes del obispo de turno, o las presiones de los grupos organizados que existen dentro de la iglesia católica.
    Tú lo tienes mucho más difícil por ser mujer.
    En fin. Yo he sido catequista, pero a día de hoy, no reconozco en nada la autoridad de ningún miembro de la Iglesia Católica. Mi única autoridad es Jesús. Y con eso , me llena y me sobra :)

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  2. Uf, qué ánimos me estás dando, Alfonso. Bueno yo en realidad también he sentido lo mismo que tú: decepción hacia los curas e incluso rabia por haber tenido que estar alejada de la Iglesia por su culpa. Aunque ahora sé que la culpa es del que se aleja porque siempre se puede hacer algo como cambiar de parroquia. También he estado pensando muchos años que mi única autoridad es Jesús, como tú dices y que me bastaba con eso. Por eso te comprendo. Tú hablas desde el dolor de las heridas que te han quedado. Supongo que debes haber sufrido una gran decepción. Pero ahora me doy realmente cuenta de que no es lo mismo vivir tu fe en solitario porque sólo los curas pueden aumentar nuestra fe a través de la Palabra de Dios y de la Eucaristía y en la oración comunitaria. De todas formas no te entiendo bien cuando hablas de las presiones de los grupos organizados y de tener problemas por ser mujer. Además aunque nosotros hayamos tenido mala experiencia con los curas, habrá gente que no haya tenido problemas en su comunidad. Supongo que no siempre tiene por qué acabar mal la historia, ¿no? Es como el que ha tenido un desengaño amoroso, que ya no se fía. Pero no tiene por qué irle mal siempre. Muchas veces merece la pena arriesgarse a quitarse la coraza del corazón e intentarlo de nuevo.

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  3. Buenas tardes, Maria-Jeśus. Me encanta volver a contactar con tu marido y contigo. Recibí un SMS con la dirección del Blog. Estoy encantado de que expongas tus inquietudes personales. Para que veas que "bloguear" es para todo tipo de personas puedes visitar holaholabuonasera.blogspot.com , que es donde plasmo mis experiencias en un reciente viaje a Italia.

    Lo dicho, un placer volver a contactar con vosotros.

    José-Antonio Mesa

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