domingo, 8 de agosto de 2010

Empieza por quererte a ti mismo

En el último artículo hablé sobre la felicidad y sobre lo importante que es querer a la familia y los amigos para ser feliz. Pero como dice el refrán: "La caridad empieza por uno mismo". Tenemos que empezar a querernos a nosotros mismos.

Muchas veces queremos que nuestras acciones agraden a todo el mundo. A veces ni siquiera somos conscientes de ello. Simplemente hacemos las cosas porque las hace la mayoría y así es fácil que nos acepten y nos valoren más, además de que nos sentimos más seguros. La verdad es que la sociedad condiciona bastante a la hora de elegir el camino que vamos a seguir en la vida. Si tienes la autoestima baja no es fácil resistir que tu familia y amigos te estén machacando cada vez que te ven, para que hagas lo que ellos creen que es "mejor para ti". Por eso hay que conocerse a uno mismo y tener claro qué queremos realmente y, sobre todo, tener una buena autoestima. Si nos sentimos a gusto con nosotros mismos, al final tendremos la aprobación de los demás. Además así nos sentiremos más libres si somos capaces de tener claro lo que pensamos y poder expresarlo sin pensar si los demás compartirán nuestras opiniones.

Una buena parte de la autoestima que tenemos nos viene dada desde la infancia. Si nuestros padres esperan demasiado de nosotros, si nos etiquetan de una forma determinada, si critican al niño, no su conducta, o lo comparan con sus hermanos, no tendrá una buena imagen de sí mismo y actuará en consecuencia. Lo positivo es que los padres presten atención a los hijos, que los quieran por lo que son, independientemente de lo que hacen y que valoren lo que ellos hacen por iniciativa propia.

Pero si la autoestima no nos ha venido dada desde la infancia también podemos mejorarla a lo largo de nuestra vida. Para empezar, tenemos que mirarnos desde fuera y analizar qué opinión tenemos de nosotros mismos y qué logros hemos obtenido en la vida. Pero a la hora de valorar debemos hacerlo no sólo por las cosas materiales que hemos conseguido (un trabajo, una casa, un coche, la belleza exterior...) sino también por lo que somos, lo que sentimos y lo que pensamos.

Tampoco debemos caer en el error de ser demasiado exigentes con nosotros mismos y hay que evitar compararnos con los demás. Aun así, si el pensamiento que tenemos de nosotros es negativo, a lo mejor es que queremos conseguir metas imposibles y debemos ponernos otras alcanzables para nosotros. También podemos aumentar la posibilidad de aumentar nuestro éxito intentando superarnos en lo que nos preocupe. Por ejemplo, si es en lo laboral, podemos mejorar nuestra formación; si es en lo personal, podemos tratar de ser más sociable y comunicativo,etc.
Por último, si lo que recibimos de los demás son críticas, tenemos que analizar si son ciertas o no; y si recibimos halagos, aceptarlos y sentir que nos lo merecemos. Y, sobre todo, cuidarnos mucho, al menos, igual que cuidamos a los demás.

1 comentario:

  1. Bueno M. J. ya sabras que yo, precisamente yo, he sido, soy y seré muy criticado por tener mi peculiar forma de vida y de hacer las cosas pero lo que los criticones no saben, es por lo que uno pasa y lucha pues generalmente la crítica viene dada por la impotencia de ver que el criticón de turno no tendria huevos para afrontar lo que afronta la persona criticada y te juro que de eso se mucho ya que el que citica, no tiene vida propia y no es un problema de quererse uno mismo sino de tener unos valores morales que esos criticones quizas no tengan y de ahi, sus críticas pero sabes lo que te digo, viva las personas que somos criticadas pues gracias a ellos viven otras que solo hacen criticvar, somos fuente de vida asi que le den poor culo a los criticones.

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